Dillon Jordan, un proxeneta en Hollywood

Hollywood siempre ha sido considerada como la meca del cine moderno. Desde los años 40, esta pequeña ciudad de Estados Unidos, adherida casi a Los Ángeles, se ha convertido en el epicentro de una industria que sigue creciendo y creciendo. Después de tanta revolución tecnológica, de la llegada de Internet y las nuevas plataformas de streaming, el cine resiste. Y de hecho, Hollwyood también ha entrado a formar parte de esas nuevas soluciones culturales, consiguiendo expandir aún más su hegemonía. Los blockbusters se producían antes para las salas de cine, pero ahora puedes verlos en casa, tirado en el sofá, con toda la comodidad del mundo y por el mismo precio que una sola entrada. La producción audiovisual está atravesando una fase muy compleja, ya que hay mucho trabajo, pero a la vez, la calidad parece haber decaído precisamente en detrimento de la cantidad.

En una industria donde todo luce tan espectacular, las luces de la fama de Hollywood proyectan sombras que pueden llegar a ser terribles. En los últimos años, movimientos como el Times Up o el MeToo han cambiado para siempre la industria, sacando las vergüenzas de Hollywood. No es que en el cine o la televisión haya habido más casos de acoso o discriminación que en otras industrias. Sencillamente, las mujeres que empezaron a tener algo de voz en Hollywood decidieron exponer la realidad de lo que sucedía en los despachos. El caso de Harvey Weinstein, productor intocable en el negocio, es paradigmático, pero no el único. Los movimientos feministas comenzaron a tirar del hilo para mostrar la verdadera cara de una industria que necesitaba un cambio profundo. No todos los productores eran como Weinstein, eso está claro, pero es cierto que en muchos casos se aprovecharon de su posición. O sencillamente, mostraban una cara al público que no se correspondía en absoluto con cómo eran en privado. El caso de Dillon Jordan no ha sido tan sonado, pero ejemplifica muy bien cómo funciona Hollywood en la sombra. Aprovechándose de su fama como productor, Jordan utilizó su empresa audiovisual como tapadera para crear una red de prostitución de lujo en Inglaterra y Estados Unidos.

Reconocido productor de cine y televisión

Dillon Jordan era uno de tantos productores en Hollywood que trataba de conseguir buenas películas y series para venderlas a canales importantes. Nacido y criado en Los Ángeles, siempre supo que iba a formar parte del mundo del espectáculo. Sin embargo, su llegada al negocio fue bastante tardía, cuando ya había cumplido los 40. Anteriormente, Jordan se dedicaba a dirigir clubs nocturnos, en los cuales consiguió también muchos contactos importantes para su futura carrera. El hecho de dirigir estos clubes también sería determinante para cuando posteriormente se descubrió su negocio paralelo. Y es que Dillon Jordan jamás dejó de estar vinculado al mundo de la noche, y de hecho, muchos especulan con la posibilidad de que su productora, PaperChase Films, se creara solo como tapadera para sus otros negocios.

Grandes éxitos de taquilla

Jordan fundó PaperChase Films en el año 2013, y pronto comenzó a trabajar con algunos estudios en Hollywood. Eran proyectos pequeños al principio, como Bodied, un drama juvenil centrado en las batallas de rap, que produjo junto a Eminem y el director Joseph Khan. Posteriormente llegaría La Maestra de Parvulario, ya con grandes estrellas en el reparto como Maggie Gyllenhaal o Gael García Bernal. La película tuvo una gran acogida en Sundance, donde su directora consiguió un premio importante, y fue adquirida por Netflix para su distribución en todo el mundo. Misma suerte corrió Skin, otro de los grandes éxitos de Jordan en la producción, con Jamie Bell como protagonista. El largometraje era la versión extendida del corto del mismo nombre, dirigido por Gay Nattiv, que logró ganar el Oscar años antes.

Las películas producidas por Jordan conseguían llegar a los cines de la mano de productoras como la prestigiosa A24. También era habitual verle en los créditos de series o películas para Netflix y HBO. Su último gran proyecto ha sido Heavy, un thriller centrado en la relación de dos jóvenes con problemas, que ha sido comprada por plataformas digitales. Antes del estreno de la película, sin embargo, la vida de Jordan sufrió un gran impacto al desvelarse que había estado involucrado en una red de prostitución de lujo durante nueve años. La acusación cayó como un jarro de agua fría en un Hollywood que temía cómo los casos como este podían volver a hacer tambalear la imagen de la propia industria. Finalmente, el propio Jordan asumió su culpa y reconoció el crimen, a cambio de ciertos beneficios de cara a la condena.

Condenado por dirigir una red de prostitución VIP

Las acusaciones aparecieron en el año 2021, y tras una negociación, Dillon Jordan aceptó su participación en el crimen. Durante nueve años, desde 2011 a 2020, el productor había manejado una red de prostitución de lujo que ponía a chicas en contacto con poderosos clientes en Estados Unidos y Reino Unido. El juez establecía además que Jordan había utilizado a su productora, PaperChase Films, como tapadera para este negocio, llegando incluso a blanquear dinero a través de sus producciones. El delito de participación en una red de prostitución cuenta con una pena máxima de hasta cinco años, a la que fue condenado Dillon Jordan en noviembre de 2022. Además de la acusación de participar en la red, Jordan fue culpado también de drogar y abusar sexualmente de algunas de las chicas a las que contrataba. Él se defendió alegando que todo había sido consentido y que las chicas sabían plenamente lo que estaban haciendo.

Hollywood y el trabajo sexual

El caso de Dillon Jordan es, por desgracia, uno más en la maraña de oscuros crímenes que se han cometido en Hollywood en torno al sexo. Los últimos años han sido cruciales para comenzar a sacar a la luz casos que ponen los pelos de punta. Hablábamos al principio de Weinstein, pero tampoco podemos olvidarnos de Woody Allen, James Franco o Arnie Hammer. Acusaciones de violaciones y abusos en rodajes, incluso de canibalismo y agresiones físicas, que en muchos casos quedan silenciadas o directamente, ni se investigan. Algunos hombres han sido ya apartados de la industria por su comportamiento inapropiado, pero otros siguen disfrutando de las mieles del éxito.

Durante muchos años, la industria de Hollywood ha sido controlada por hombres de negocios muy poderosos, que han aprovechado su posición para conseguir lo que querían. El trabajo sexual es habitual en las calles de la ciudad, y en muchos casos, los propios productores, directores y actores se involucran con las prostitutas. El caso de Hugh Grant en los 90 fue el más paradigmático, pero no el único. De hecho, el propio Arnie Hammer estuvo en rehabilitación para curarse de una supuesta adicción al sexo que había desarrollado durante su carrera como actor. Lo mismo ocurrió con otros nombres como David Duchovny o Robert Downey Jr. Sus carreras, sin embargo, remontaron después de un tiempo.