700 euros, una serie sobre la prostitución de lujo

En los años 2000, la televisión española trataba de reinventarse a través de series y productos encaminados a perfiles más diferentes. Todavía no habían llegado las plataformas de streaming, pero Internet ya comenzaba a ser un gran rival, especialmente para la atención de los más jóvenes. Youtube comenzaba a despuntar, y los canales digitales ya se habían vuelto muy populares. La mayor variedad de contenido había generado también un bajón continuado de las audiencias, en número generales. Aquellas series que marcaban tres y cuatro millones de espectadores cada semana ya solo eran un recuerdo. Todavía quedaban algunas ficciones potentes, y cada canal buscaba aprovechar bien sus bazas, pero siempre iban sobre seguro. En una época de tanto cambio, el riesgo no era precisamente lo que los productores buscaban. Cualquier serie que quisiera llegar lejos debía tener un ambiente familiar, blanco, respetuoso y caras muy conocidas y queridas en su reparto.

Sin embargo, todavía se podían encontrar algunos proyectos que apostaban por algo diferente a todo lo que se hacía hasta ese momento. Producciones que, sabiéndose de “segunda fila” en sus cadenas, podían explorar historias algo más arriesgadas. Hablar de prostitución de lujo en prime time, por ejemplo, sigue siendo muy complicado a día de hoy, cuanto más a finales de los 2000. Las cosas eran muy diferentes entonces, y el debate sobre la prostitución todavía no había llegado al punto en el que estamos actualmente. Por eso, cuando Antena 3 anunció la producción de 700 euros, la polémica no tardó en generarse. Una serie se iba a atrever a tratar el mundo de la prostitución de lujo, aparentemente sin tapujos, en horario de máxima audiencia. No era la gran apuesta de la cadena aquella temporada, ni mucho menos, y muchos la entendieron simplemente como una serie de relleno que intentaba buscar la aprobación de la crítica. Sin embargo, su efímero paso por la televisión, durante el verano de 2008, sí que dejó cosas interesantes que hoy, más de una década después, se pueden analizar con perspectiva. No muchas series se atrevían en aquel momento a hablar de estos temas, y solo por eso ya se le debe dar un voto de confianza y valentía.

Un proyecto de Atresmedia

En el año 2008, Antena 3 ya estaba afianzando sus apuestas de ficción y peleando cara a cara con Telecinco en la ardua batalla del primer time. Las series de producción propia eran la principal baza de la cadena, que desistía en enfrentarse a su rival a través de programas de telerealidad o tertulias del corazón. Un par de años antes, Antena 3 había estrenado El Internado, con un gran éxito de público. También seguía en la palestra la mítica Los Hombres de Paco, una de las apuestas más fuertes de la cadena. Ese mismo año 2008 se había lanzado Física o Química, en un intento por llegar a las audiencias más jóvenes y repetir el éxito de UPA o Compañeros. Con 700 euros, Diario de una call girl, Antena 3 buscaba diversificar su apuesta de ficción y alcanzar a una audiencia diferente, teniendo ya cubiertas sus principales bazas.

La historia, centrada en las escorts de lujo

La serie se centra en la historia de Luna. Ella es una joven divertida, alegre y soñadora, que tiene aparentemente la vida perfecta. Es guapa, está prometida con su novio de toda la vida, y quiere conseguir sus sueños. Sin embargo, todo cambia cuando encuentra a su novio, Manuel, en brazos de su propia hermana. La traición le parte el corazón y decide marcharse a la ciudad, en busca de un cambio de aires. Allí conocerá a Gonzalo, del que pronto se enamora. Sin embargo, Manuel no va a permitir que Luna desaparezca de su vida así como así. La persigue y la acosa, hasta provocar un incidente en el que ella acaba desfigurada y Gonzalo, por defenderla, en coma. Una tragedia a la que Luna debe enfrentarse por su cuenta, llegando a un mundo peligroso y complejo.

Y es que decidida a pagar el tratamiento que Gonzalo necesita, Luna se ve inmiscuida en el mundo de la prostitución de lujo. En la gran ciudad hay muchos hombres dispuestos a pagar mucho dinero por estar con una chica guapa y elegante como ella. Resignada a esta única opción como forma de conseguir el dinero rápido, la chica se convierte en escort de lujo con la ayuda de una agencia de modelos que sirve simplemente como tapadera para este tipo de encuentros. Allí conocerá a diversos personajes que la ayudarán en su camino, o le pondrán todo tipo de obstáculos. Cristina, su joven compañera, celosa del éxito que Luna comienza a tener. Alberto, el dueño del prostíbulo donde Luna comienza a trabajar, un tipo con segundas intenciones que quiere aprovecharse de la ingenuidad de la chica desde el primer momento.

Un reparto muy reconocido

Como decíamos al principio, cualquier serie lanzada en este momento en la televisión debía contar con caras conocidas para que el público sintiera empatía por ellos desde el primer momento. No era lo mismo lanzar un proyecto con personajes desconocidos que traer a José Coronado, Belén Rueda o Lydia Bosch, clásicos de la pequeña pantalla, para protagonizar tu serie. En 700 euros, Antena 3 buscó combinar rostros conocidos pero no tan destacados, al no ser una apuesta tan fuerte por parte de la cadena. La protagonista, Luna, está interpretada por la actriz catalana Mercé Llorens, que ya en aquel momento poseía un envidiable currículum en cine, televisión y teatro. La chica era perfecta para el papel y solventaba su interpretación de manera muy equilibrada.

Del resto del reparto destacan los nombres de Toni Cantó y María Casal. El primero, todavía con mucha fama por su participación en Siete Vidas, se reconvertiría posteriormente en político polémico, llegando incluso a renegar de ciertos papeles, como el que interpreta precisamente en esta producción. María Casal aporta también mucho equilibrio en el rol de Ingrid. Aroa Gimeno, recién salida de SMS, pone el punto de juventud y exuberancia para un papel que le viene como anillo al dedo. Destaca igualmente la colaboración especial de la actriz italiana Fiorella Faltoyano, como la madre de Manu, una mujer de familia rica que siente devoción por su hijo.

Una serie que pasó sin pena ni gloria

700 euros, diario de una Call Girl, se estrenó en Antena 3 en julio de 2008, y estuvo en emisión tan solo dos meses, con dieciséis capítulos en total. Era una apuesta fresca y liviana para el verano, la época de menor consumo televisivo. Se emitían dos capítulos por semana, exceptuando los dos últimos, que fueron independientes por su mayor duración. Las cuotas de pantalla fueron más que dignas, rondando siempre el 17%, y la audiencia oscilaba entre los 2 y los 2,5 millones de espectadores cada semana. Sin embargo, el producto no renovó por una segunda temporada y casi todo el mundo se había olvidado de él cuando terminó el verano. Una serie que trató de apostar por una visión seria y diversa del mundo de la prostitución de lujo, pero que no logró conectar con el público.